Nuestro cerebro funcionaría como un interfaz entre la consciencia individual y la consciencia universal no local que envía y recibe información de la misma manera que hoy en día guardamos nuestros datos “en la nube”
Teoría de los microtúbulos
Stuart Hameroff ha desarrollado, junto a Roger Penrose (colaborador nada menos que de Stephen Hawking sobre los agujeros negros) la teoría de que la consciencia está alojada en unas pequeñas estructuras llamadas microtúbulos que se encuentran en las neuronas. Cuando morimos, la consciencia pasa en forma de paquetes de datos que acrecientan la información contenida en este universo. Para ellos esa información cuántica contenida en los microtúbulos es imposible de destruir. Tan solo se distribuye y disipa a través de todo el universo.
Y terminamos con David Joseph Bohm, uno de los mejores físicos cuánticos de todos los tiempos, que considera a la mente y a la materia como interdependiente y correlacionada, pero no conectadas causalmente. Ambas están mutuamente envolviendo proyecciones de una realidad superior, que no es ni materia ni consciencia.
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