¿Por qué me molesta?

El sentido - Comentarios -

En la búsqueda del equilibrio emocional y la mejora personal, a menudo nos encontramos atrapados en el ciclo de culpar a los demás por nuestras emociones negativas. La ira, la tristeza, la ansiedad: ¿no son estas emociones el resultado de las acciones y palabras de los demás? 

En realidad, hay una perspectiva interesante que nos invita a cambiar nuestra forma de ver las emociones negativas. En este artículo, exploraremos cómo nuestras emociones negativas pueden ser mensajeros valiosos de nuestra vida interior y cómo asumir la responsabilidad de ellas nos empodera en nuestro viaje de autoconocimiento y crecimiento personal.

La Ley del Espejo: ¿Quién es el Verdadero Culpable?

"Todo lo que me molesta, me enfada, me irrita o quiero cambiar en otro, es algo que en realidad está dentro de mí". Esta afirmación, en apariencia contraintuitiva, es la piedra angular de la primera ley del espejo. En lugar de culpar a los demás por nuestras molestias, nos invita a mirar hacia adentro y considerar que lo que nos perturba en otros a menudo refleja aspectos no resueltos de nosotros mismos.

Por ejemplo, en una relación de pareja, alguien puede sentir que su compañero no le valora y le hace enfadar constantemente. Pero, ¿y si este sentimiento es solo un reflejo de la falta de valoración propia? Esta ley nos desafía a considerar que la base de nuestras emociones negativas radica en nuestra propia percepción de nosotros mismos. En lugar de culpar a nuestro compañero, se nos insta a asumir la responsabilidad de trabajar en nuestra autoestima y autocuidado.
¿Por qué me molesta?

Cuando las Críticas Ajenas se Encuentran con Nuestras Propias Inseguridades

La segunda ley del espejo nos lleva un paso más allá: "Todo lo que el otro me critica o juzga, si me molesta o hiere, representa un asunto propio sin resolver que necesita ser atendido". En otras palabras, las palabras críticas de los demás solo nos afectan cuando resuenan con nuestras propias creencias y inseguridades.

Imagina un comentario crítico que te hirió profundamente. ¿Por qué te afectó tanto? La respuesta podría estar en que esa crítica tocó un punto sensible dentro de ti, algo que te molesta de ti mismo. Cuando nuestras creencias personales coinciden con las críticas externas, nuestras emociones negativas se desatan. Sin embargo, al enfrentar y aceptar esas inseguridades, ganamos resistencia a los juicios ajenos y reforzamos nuestra autoestima.

Mirando hacia dentro

Asumir la responsabilidad de nuestras emociones negativas es un paso crucial hacia el autodescubrimiento y el crecimiento personal. En lugar de buscar culpables externos, debemos mirar hacia adentro y comprender que nuestras emociones son un reflejo de nuestro mundo interno.

"Lo que siento no es culpa de otro, es mi responsabilidad. Por tanto, puedo sacar de ese estado emocional un mensaje que me ayude a conocerme mejor y crecer personalmente". Esta declaración resalta la importancia de asumir la responsabilidad de nuestras emociones y utilizarlas como señales para nuestro crecimiento.

En resumen, nuestras emociones negativas no son causadas por los demás, sino que reflejan aspectos internos que requieren atención. A través de la autoconciencia y el trabajo interior, podemos transformar nuestras emociones negativas en oportunidades para el crecimiento personal.

El proceso de aceptación y autoevaluación nos empodera y nos ayuda a forjar relaciones más saludables y un mayor bienestar emocional. Recuerda que el camino hacia la autorreflexión y el autodescubrimiento es continuo, y asumir la responsabilidad de tus emociones es un paso enriquecedor en este viaje de automejora.
¿Por qué me molesta?

Un pequeño cuento para terminar.

Un anciano estaba sentado en la puerta de una ciudad, tranquilamente viendo pasar a la gente. Entonces llegó un extranjero y se dirigió a él. 

- Disculpe, buen hombre - le dijo -. ¿Puedo hacerle una pregunta?

El anciano le sonrió y asintió con la cabeza.

- Verá. He venido a esta ciudad desde lejos buscando un nuevo hogar para mí y para los míos... Y quisiera saber cómo es la gente de aquí. 

- Natural, señor - respondió el anciano -. Pero antes dígame una cosa: ¿cómo era la gente de donde usted viene?

- ¿Que cómo eran? Me fui de allí porque eran vagos, irresponsables y maleducados. Y no se podía confiar en ellos porque siempre trataban de engañarte. 

- Lamento oír eso, señor... - dijo pensativo el anciano - Y debo decirle que la gente de aquí son iguales que como me las ha descrito. 

El extranjero, pesaroso, agradeció al anciano su consejo, y dándose la vuelta, se marchó sin entrar en la ciudad. 

Pasados unos días, otro extranjero llegó a la puerta de la ciudad y se dirigió al mismo anciano que allí estaba sentado. 

- Perdóneme, señor - dijo -. ¿Le importa que le haga una pregunta?

El anciano le sonrió y asintió con la cabeza.

- Vengo a esta ciudad para empezar de nuevo y quisiera que me dijera cómo es la gente de aquí. 

- ¡Claro!  -dijo el anciano -. Pero dígame: ¿cómo era la gente de donde usted viene?

- ¡Ah! Buena gente. Ya sabe... Cada uno con sus cosas, pero buena gente. 

- Me alegra oír eso, señor... - respondió el anciano - Y sepa que la gente de aquí son iguales que como me las ha descrito. 

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Sonia Hidalgo
Interesante reflexión sobre la ley del espejo. Las palabras y acciones son de los demás, las opiniones y reacciones ante ellas, nuestras. Y éstas reflejan nuestras heridas y carencias. Si estamos fuertes, nada nos puede herir, si nos sentimos frágiles, hasta el viento nos puede doler.
[Administrador]
¡Gracias por compartir esta reflexión! Estoy totalmente de acuerdo contigo en que la ley del espejo es una poderosa herramienta para comprender nuestras emociones. Es fascinante cómo nuestras percepciones pueden estar tan influenciadas por nuestras experiencias pasadas y nuestras heridas emocionales. Un cordial saludo.

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