La belleza que nos asombra
Cuando somos niños tenemos un sentido del asombro realmente admirable ante las cosas pequeñas, los detalles que forman parte de lo corriente. Sin embargo, al crecer y establecer una serie de ideas sobre la realidad, damos como “normal” todo cuanto nos rodea y nos sumimos en nuestros dramas cotidianos, dejando de sorprendernos por las innumerables maravillas del mundo.
Soy Jaime Escribano y, convencido de que la exploración abre puertas que estaban cerradas a los sentidos y al asombro, mi propósito es recuperar la capacidad de sorpresa, de despertar de nuevo la fascinación ante tantas cosas extraordinarias que suceden y que no solemos advertir.
Pensaba Albert Einstein que “existen dos formas de ver la vida: una es creer que nada es un milagro, la otra que todo lo es”. Debemos estar atentos a lo inesperado, lo asombroso, pues no está lejos ni es difícil de encontrar: se encuentra ahí mismo, en lo corriente. En el ajetreo de nuestras rutinas podemos detenernos y contemplar la realidad con admiración, descubriendo la belleza y el enigma que nos rodea y despertando así, aunque sea un instante, del sueño en el que vivimos.
La percepción de “la belleza” sin duda está en el ojo del observador, y justo esto es lo que pretendo hacer en este espacio: mostrar y compartir el encanto de lo que me sorprende, a través de historias y de imágenes.
Hay imágenes irrepetibles a nuestro alrededor por todas partes, que no dejan de contarnos una historia. Solo hay que mirar con el corazón atento. Descubramos pues lo significativo, lo insólito y lo profundo en cada momento. Considero que el mayor logro que puede alcanzarse es provocar la sorpresa en quien descubre lo bello en lo ordinario, así como ocurre con una historia que emocione e inspire a aquellos que, de repente, ven, también asombrados como niños, el milagro que hay en todo.
Si, en algún momento, puedo siquiera rozar esa pretensión creo que merece más que la pena mi trabajo. Sobre todo si al encontrarnos con esa belleza vemos reflejado en ella un atisbo de verdad, de comprensión, de despertar a una realidad más brillante y lúcida.
Bienvenidos.